Hace un tiempo recibí una invitación para participar en un taller para jóvenes y afortunadamente tuve la oportunidad de participar en él. Nunca había estado en uno, y la verdad… mágico. Hermosa forma de interacción con nosotros mismos, de reconocernos y reconocer a los otros que nos acompañan. A partir de la guía de nuestras coaches todo me hizo mucho más sentido, el espacio, nuestro cuerpo, los ejercicios, la pausa y el grupo de apoyo. El taller es un viaje que vive el proceso de cada uno de los que participamos, en donde eres libre de bailar y volar con la compañía y fuerza del equipo que caminó junto a ti. Experiencia mil por ciento recomendada, un lugar para volver a reconectar, reconocernos y querernos. Agradecida de mis tutoras y del grupo que me tocó, profesionales y, lo más importante para mí, humanas. Calidez emocional, dedicación y apoyo. Gran trabajo de amor
